La vida: ¿Quien sería capaz de definirla?, y en cambio es algo cotidiano. Lo curioso es que las cosas sencillas, cotidianas, las que en apariencia son normales. Estas y no otras, son las más difíciles de definir.
Definimos la vida en función de la actividad, en contraposición a la muerte, lo que hay detrás de la parca, el disfrute, esa sustancia que define la filosofía, ... en fin. Es más fácil seguir este enlace de la Real Academia Española de la Lengua.
Pero sin duda alguna todos debemos deambular con ella, o ¿sera con la ausencia de ella?.
Existe un personaje del que no he leído en el RAE y que sin embargo define a este elemento sustancial del ser, este personaje histórico, real e influyente, se atrevió a decir: "Yo soy la Resurrección y la Vida". Ese personaje es Jesús.
Esta es la definición que falta en el RAE y seguramente la más importante, porque para que nos sirve el definir perfectamente eso de La Vida y siendo algo tan unido a nuestro ser no saber hacer uso de ella. Jesús, como hombre y como Dios, eminentemente practico, fue al interés real:
Y en otra ocasión dijo:
Esta vida hay que vivirla, y uno fue su inventor, uno fue quien sabe sacarle el partido. Acudamos a la fuente real de la vida y bebamos de ella para comprenderla, al menos un poco.
Hoy tenemos ganas de aprovechar el tiempo con actividades de lo más diverso, con posesiones, viajes, ocio, arte, casas, tecnología, sueños de logros y un largo etcétera. Pero solo el alma (otra palabra curiosa) apegada al inventor y dador de la vida sabe sacarle partido a un bien pocas veces valorado, quizás por cotidiano.
La vida no, por ser normal y cotidiano, carece de valor. Sino al contrario.
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