Los ojos de aquella anciana

Hace ya unos años salia de trabajar, era un viernes, y me dirigía a la iglesia. Como mi centro de trabajo estaba cerca del templo, iba andando y callejeando por las serpenteantes calles del Jerez árabe, y en concreto por la judería cuando vi a una mujer muy mayor, iba encorvada levemente y se veía como de unos 80 años de edad, su piel muy arrugada y se acercaba a una puerta de aquella calle para abrirla.


Cuando pasé junto a ella tuve oportunidad de ver sus ojos, y creo que ella los mios, y cual fue mi sorpresa cuando no vi a una anciana, ni a una mujer, si siquiera a una joven, vi a una niña llena de ilusiones, vi sueños de una vida, vi a una persona por encima de aquella imagen de "pasa", de ancianidad, de años pasados y vividos, vi futuro.

La impresión fue tal, que han pasado los años, y sigue en mi memoria. Y hoy regresó esa imagen.

Por que hoy me vi a mi. Han pasado los años, he tomado responsabilidades, he crecido en diferentes áreas de la vida y he conquistado o conseguido algunos objetivos, y sin embargo... no soy distinto a aquel niño que jugaba en la plaza, que le gustaba, que le gusta, el riesgo, que sueña con el aire y el espacio, que en lo esencial sigue persiguiendo la verdad y la esencia de la vida que en la adolescencia se marcaba como fin. Hoy he encontrado respuestas, he tomado decisiones, he acertado en unas y fallado en otras. Gracias a Dios son mayores los aciertos: me convertí a Jesús tras buscar durante años la verdad, me casé con la mujer que amo y tengo un hijo que derrite mis ojos mientras lo observo,... pero sigo siendo aquel niño, aquel adolescente.

No hay variación, soy esa persona, esa esencia única en el universo, junto a otras unicidades, pero única al fin y al cabo, y pienso en los demás, ¿no son acaso como yo? Personas perdidas por los quehaceres y por el día a día, pero seres ricos en si mismos por ser solamente quienes son.

Aquello me hizo entender porque Jesús miraba con otros ojos a prostitutas, niños, publicanos y pecadores en general (grupo donde entramos todos). Por que no miraba aquella apariencia y aquellos hechos, sino a aquel niño/a lleno de sueños y de inocencia. Lleno de esperanzas y anhelos. Cambiemos de mirada y miremos como Él nos mira. No tiremos la vida en aquello que no es su esencia.

La esencia de la vida no está en alcanzar metas y objetivos futuros, está en saber quien eres hoy.

1 comentarios:

CeBoTriX dijo...

Aun recuerdo cuando años atras, ambos contábamos la importancia de una mirada. Yo era un adolescente entonces, pero recuerdo el momento en que me contaste esta anécdota, y es cierto que puedo percibir la misma intensidad en este post, que cuando lo viviste y lo contabas años atras.

Muy bonito.