La inquisición humanista

Mientras unos intentan defender "democráticamente" las ideas violentas de los etarras como libertad de expresión. Mientras otros intentan defender "legalmente" el asesinato masivo de inocentes que aun no han nacido. Resulta que no podemos defender bíblicamente nuestra fe porque otros están defendiendo humanamente su inclinación sexual. Y claro, los fundamentalistas somos los cristianos.

Estamos tan acostumbrados a escuchar tonterías de los políticos, programas de televisión y conversaciones de patios de vecinos que no prestamos mucha atención a casi nada. Por no enfadarnos mucho con el mundo que nos rodea. Pero en ocasiones dichas tonterías, dicho con todo el respeto y tolerancia hacía dichas tonterías, te tocan la fibra sensible.

Durante el nacimiento del cristianismo muchos cristianos dieron su vida en circos, anfiteatros y otros lugares por no adorar la religión del estado y reconocer a Cesar como Señor. Y hoy en día parece que si no adoramos la religión del estado: La Ley y no la reconocemos como más sabia que la Biblia, nos vemos abocados a la cárcel, o a cosas peores.

El tema no es si es ético, moral, bueno o malo. El tema es si es legal o no. Y dicho sea de paso, lo legal ha variado tanto a lo largo de la historia, que solo en algunos temas se aproxima a lo ético y bueno, en otros simplemente sigue divagando.

Pues bien usemos las mismas armas en este duelo. Aunque eso sea irme al campo legal y olvidarme del bíblico.

  • Tengo derecho a expresarme libremente y defender aquello que creo. (Artículo 14 de la Constitución Española: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.)
  • Tengo derecho a creer en la Biblia y sus doctrinas, aunque esto vaya en contra de otras doctrinas de la fe humanista. (Artículo 16/1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.)
  • Tengo derecho a mantenerme en posiciones contrarias a una persona y/o colectivo siempre que no los atente personalmente. (Artículo 18/1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.)
  • Tengo derecho a expresarme. (Artículo 20/1. Se reconocen y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica. c) A la libertad de cátedra. d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.)
  • Tengo derecho a enseñar según mis convicciones y creencias. (Artículo 27/1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.27/2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. 27/3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.)
Y todo esto viene a que un pastor evangelico gallego, Marcos Zapata, se le ha ocurrido hablar sobre la homosexualidad en una charla privada titulada: "Cómo criar hijos heterosexuales". Y ahora tiene a todos los colectivos cristianófobos, o bibliófobos en contra.

El tema es que después de luchar tanto en la reforma para poder pensar con libertad de cátedra y poder disentir de la opinión institucional, en aquel tiempo la iglesia Romana. Hoy tenemos que volver a luchar para defender dicha libertad de pensamiento y de cátedra por disentir de la opinión "publica" institucional.

Hace algunos años hablaba con una misionera que me hacía la siguiente reflexión. "Llegará el día en que nos impedirán llamar al pecador; pecador, y al pecado; pecado, porque esto irá en contra de la libertad individual y será una injuria. Se nos invitará a no predicar públicamente nuestra fe, por ser eso proselitismo y tendremos que guardar la fe tras la puerta de nuestras casas o ser encarcelados por ser creyentes".

Lo triste es que parece que ha llegado antes de lo esperado.

PD: La noticia en cuestión: El Correo Gallego.es y Protestante Digital

1 comentarios:

Carlos Pacheco dijo...

A pesar de que soy de la "oposicion", i.e., no creyente, estoy en compelto acuerdo con lo escribes aquí. Sería bueno, hermoso, que podamso vivir en paz dejando que cada quien piense como quiera, pero el problema es que chocamos. Por ejemplo, si tuviera una hija y se embaraza, segun yo que aborte, pero los religiosos de mi país, México, si pudieran me mandarían al calabozo por instigar a tales practicas. También ocurren cosas como que considero que soy parte del mundo y no que Dios hizo el mundo para que dispongamso de el, lo cual me conlleva a tener actitudes ecologistas en un sentido que un creyente no entiende. ¿Como podemos ignorarnos si siempre chocamos?
Ojalá hubiera alguna forma.